viernes, 5 de octubre de 2012

DAMARIS QUINTANA: MASOQUISMO LEGISLATIVO

DAMARIS QUINTANA: MASOQUISMO LEGISLATIVO:


MASOQUISMO LEGISLATIVO

La idea que está en la corriente legislativa, para reducir la contribución estatal a la campaña electoral, del 0.19 al 0.11 por ciento del poducto interno bruto es buena, pero es insuficiente y pone solo  un parche cosmético en nuestro sistema político.
Claro que es necesario reducir dicho aporte de 43 mil millones a 21 mil millones, pero esa única medida, hasta cierto punto un tanto populista, no contribuye a ser más justa la competencia que se nos avecina.
No veo por ningún lado un interés de los compañeras y compañeras legisladoras, para que el país adopte un sistema de franjas publicitarias, donde el Tribunal Supremo de Elecciones disponga de espacios en radio, televisión y prensa escrita, unos gratuitos y otros pagados, para repartir la propaganda por igual, entre todos los partidos, con el fin de hacer más equitativo el proceso de elecciones.
Tampoco se aborda el tema del transporte gratuito y administrado por Tribunal, para que el día de las elecciones todos los ciudadanos, puedan movilizarse según su domicilio electoral, tal y como lo presentamos varios legisladores hace más de 7 meses en un proyecto de reformas al código.
No veo en la Comisión de Asuntos Electorales que se de celeridad a la discusión de los diferentes proyectos tendientes a modernizar el sistema vigente, menos a la eliminación de los perversos bonos de la deuda política.
Percibo claramente que no hay interés para desjudicializar la política, y presiento que nos encaminamos de nuevo, por el peligroso camino de los dirigentes cuestionados, acusados y denunciados en el Ministerio Público, por actuaciones punibles en algunos casos, y por acciones sin dolo en la mayoría de los mismos.
Pareciera que  la clase política costarricense sufre de una demencia autoflagelante, pues teniendo el poder para realizar cambios urgentes, hace de la vista gorda , y se apresta a iniciar otra campaña plagada de incertidumbre y de zozobra en el accionar cotidiano, sin que las duras experiencias que hemos vivido deparen enseñanzas positivas al respecto.
El masoquismo del cual hace gala  toda la dirigencia partidaria del país, solo es comparable con las conocidas actitudes mórbidas  del Marqués de Sade.
El corto- placismo de nuestro parlamento no ve más allá de un recorte de gastos.
Los complementos que deben acompañar esta reducción parecieran seguir durmiendo el sueño de los justos.
Al fin de cuentas, la disminución de la deuda perjudicará más a los partidos pequeños, pues las grandes fuerzas políticas siempre contarán con el flujo permanente, ilimitado y copioso de los fondos privados, que siempre buscan prebendas posteriores, y del financiamiento público de la banca estatal, fuente inagotable para un grupo político, para descontar los  certificados de cesión de la deuda , que de antemano sabemos dónde y quiénes lograrán colocarlos de manera rápida y oportuna.
Que El Señor nos tome a todos confesados, y que siga la próxima charanga, que al final de todo, los dineros de la deuda, quedarán en las mismas manos de siempre, y los muertos los pondremos nosotros, utilizados e ingenuos dirigentes del próximo carnaval electoral.

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