2014: ¿por qué una sola Alianza opositora?
“Quien
se eleva demasiado cerca del sol con alas de oro las funde”, reza una
exclamación del inmortal William Shakespeare, que bien podría
ilustrar la necesidad de llamar la atención de quienes, a costa de una excesiva
vanidad personal, niegan la posibilidad de un bloque opositor único que
enfrente al partido gobernante de cara a las elecciones 2014.
La necesidad
de unir fuerzas con miras a lo descrito, no es una urgencia de ocurrencia
electoral, ni caprichosas imaginaciones.
La
Institucionalidad del país está en serio riesgo, el acaparamiento en los
Poderes de la República por un mismo grupito insaciable, es un argumento sólido
para realizar un llamado a todas y cada una de las fuerzas de oposición para
dejar de lado vanidades personales y poses intelectuales en desuso, y converger
en un solo caudal electoral que permita el rescate de los más elementales
valores democráticos de nuestra nación.
No
debe interesar a la oposición lo que ocurra a lo interno del partido de
gobierno. Impone interés la tarea que hoy nos otorga el destino.
Un
tercer gobierno liberacionista consecutivo, exhibe un panorama sombrío para la
democracia, de por sí ya lastimada por la enorme cantidad de abusos cometidos
contra ella en la pasada administración y en el gobierno liberacionista de
Laura Chinchilla.
Costa
Rica atraviesa momentos difíciles de exclusión y pobreza. La riqueza se
concentra de manera peligrosa en muy pocas manos, dejando por fuera a las
inmensas mayorías que son las verdaderas dueñas de la nación.
La
mentira más grande inventada por esos grupos que ostentan el poder, es que
nuestra pequeña nación se volvió ingobernable. Ese calificativo, generado en
mentes enfermas y obsesionadas por el poder, es un estigma inválido para
desautorizar a las demás fuerzas políticas a tomar parte en la construcción de
un modelo país más justo y solidario.
Por
el contrario, si consideramos que la gobernabilidad democrática implica
la vinculación democrática de las fuerzas políticas representadas, con una
agenda visión país, interesada en fortalecer las capacidades institucionales
del País, y consolidar los espacios de participación y rendición de cuentas,
entonces PLN tiene que aprender que los tiempos políticos en Costa Rica han
cambiado.
Este
es un gobierno liberacionista desacertado, manifestante propio de las más
graves muestras de corrupción jamás recordadas, un incumplimiento extremo de lo
prometido en campaña, la ausencia de liderazgo peligrosa que se exhibe de
manera constante, y una incoherencia pragmática inconcebible en los tiempos que
corren.
Las
enormes expectativas creadas por doña Laura Chinchilla al electorado, de
bienestar, progreso y justicia social se han convertido en una verdadera
pesadilla para los y las trabajadoras costarricenses.
No
es cuestión que llegue el 8 de mayo 2014 y ella se vaya. Es cuestión que la
necesidad imperiosa de los partidos políticos de oposición se manifieste desde
ya en un confluir de generosas intenciones para otorgar al electorado una
alternativa realmente cívica, democrática y costarricense.
La
profunda reforma educativa requerida, la seguridad ciudadana efectiva, la
defensa de la Caja Costarricense del Seguro Social, la implementación de
política pública incluyente y eficiente, entre otras cosas, es decir, nuestra
visión país, trasciende colores o ideologías, pero alcanza el escenario de unir
fuerzas para lograrlo.
No
es un tema obsesivo que no siga en el poder el partido de don Òscar Arias. Es
la necesidad de rescatar esos valores profundos de la democracia, y la generosa
distribución de la riqueza y el bienestar de las mayorías lo que debe impulsar
esta Alianza opositora.
Danilo
Cubero Corrales
Secretario
General
Partido
Movimiento Libertario
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