lunes, 18 de febrero de 2013

Distracción ante la inacción


Distracción ante la inacción

14 FEBRERO 2013 DIPUTADA MARIELOS ALFARO PML
Mi Curul (Núm. 70), 14 de Febrero del 2013
La señora Presidente de la República encargó a un grupo de personajes la elaboración de un informe, de plan de trabajo y, por qué no decirlo, de Plan de Gobierno para saber, tres años después de que asumió el puesto, qué es lo que tiene que hacer. No confió en sus ministros ni en sus asesores (todos pagados con fondos públicos), sino en un grupo de “notables”, para que  desde las alturas nos dieran las casi 100 soluciones para “mejorar la gobernabilidad democrática en Costa Rica”.
Sin embargo, tras la lectura del documento emitido por los “notables” (¿notables en qué?, no se ha aclarado), saltan a la vista recomendaciones que me preocupan en demasía. Desde la primera lectura se colige un centralismo exacerbado que raya en la eliminación de todo control políticoO sea, las recomendaciones  de los notables van dirigidas a mejorar la gobernabilidad dictatorial, pues su lógica se concentra en la eliminación de todo tipo de supuesto obstáculo o impedimento para que el Ejecutivo tenga poder absoluto y obvian que  la gobernabilidad, es decir, la capacidad de los poderes para exigir y obtener obediencia, depende de que sean considerados por todos los actores políticos de la sociedad. Parten de la creencia que gobernabilidad significa la capacidad del Poder Ejecutivo –no ya de todos los poderes públicos– para hacer lo que sus jerarcas –no la totalidad de actores políticos– esperen, deseen o les interese.
En resumidas cuentas, las recomendaciones de los “notables” para generar más “gobernabilidad”, pretenden allanar el camino para que el Ejecutivo no encuentre obstáculos a sus ocurrencias y caprichos. Gobernabilidad entendida a su antojo.
De seguirse tales recomendaciones al pie de la letra, caeríamos en una concentración de poder muy peligrosa, como bien lo advirtió el único “notable” que discrepó de ellas: Manrique Jiménez. Surge una  pregunta ineludible. Lo denunciado por Jiménez de no votar la mayoría de recomendaciones por promocionar la concentración de poder ¿dónde queda?
Recomendaciones de más poder para el Ejecutivo mediante la eliminación de cualquier forma de oposición política-institucional, cualquier control a priori y a posteriori, cualquier necesidad de diálogo, negociación y convencimiento, cualquier mecanismo que pueda retrasar, aunque sea un ápice, la imposición de las ocurrencias políticas venidas desde Zapote. Al diablo la división de poderes.
Para entrar en detalles, una de las recomendaciones propuestas consiste en disolver el Congreso y el único requisito de la propuesta hecha por los “notables” para  macerar la Asamblea Legislativa, es que el Presidente (con potestades casi de dictador) considere que no funcione bien o que entorpezca el rumbo del país. ¿Así o más subjetivo? ¿Qué se entiende por “no funcionar bien”? Podría ser el hecho de que se impida la aprobación de un proyecto  errático o deficiente, tal como lo fue el sepultado Plan de Solidaridad Tributaria, o quizás que se entrabe con mociones, usos de la palabra, rupturas de quórum y oposición de Diputados elegidos popularmente por una ciudadanía que no quiere más de lo mismo ¿será juzgado como mal funcionamiento del Parlamento? Que los partidos de oposición se unan para sacar al oficialismo del control de la Asamblea Legislativa o que le imprueben un presupuesto desequilibrado e ilegal que fomenta la irresponsabilidad fiscal ¿será juzgado como un entorpecimiento del rumbo del país? Llama la atención la “notable” recomendación, que junto a lo anterior, al unísono, han plateado  estos “grandes” de  aumentar el número de diputados, ¿entonces?
Seguir recomendaciones tan nefastas como la de licuar la Asamblea, socavarían las bases propias de la democracia, cediendo el poder a unas pocas manos sin posibilidad de controlarlo y limitarlo, volviendo a las épocas medievales donde la voluntad del monarca se imponía sin ninguna restricción. Y para colmo de males, si eliminar los controles políticos al Ejecutivo no fuera suficiente, otras recomendaciones pretenden desechar todos los controles administrativos, técnicos y jurídicos al poder.
Por otra parte, todo este informe se desarrolla en un contexto político muy específico, marcado por la desfachatez de un gobierno que, ante su incompetencia, ante su inacción, ante su falta de visión e ideas claras, acude a  terceros para que  den soluciones que no ha podido encontrar y por las que tampoco ha realizado un gran esfuerzo. La señora Presidente se ha empeñado en buscar  chivos expiatorios de su propia ineficiencia, de sus desaguisados, en lugar de analizar introspectivamente su gestión y corregir sus yerros.
Las medidas cosméticas que han propuesto los “notables” causan más rechazo que aceptación entre los ciudadanos, se enarbolan a la luz de una petición presidencial en el escenario que lo que no camina es por culpa de otros. Por eso, algunas recomendaciones son contestes con aquel criterio y se engendran, en cuerpo y alma, contra el poder legislativo y el judicial, contra la Contraloría General de la República y contra otros actores. Otras mediadas debieron atenderse por la actual administración hace mucho tiempo, pero la indiferencia, miopía y testarudez no  lo han permitido.  Más aún, estos “notables”, alineados mayoritariamente con el partido oficialista, aunque reconocemos que el problema no es sólo de quien juega sino de quien lo  incluye, lo alinea; surgieron a la vida pública nacional, pareciera como apuntábamos arriba, como un gabinete de excepción ante el supuesto   que “los que tengo no me sirven, no me apoyan, no hacen el trabajo, no me responden” (¿dónde quedó la dignidad del gabinete de turno, que no renuncia ante tal agravio? ) y apelando a sus “luces”, se les pidió que hicieran el trabajo que el gobierno no ha hecho, y lo que hicieron, no muy bien por cierto, hace creer a la mandataria que el “país de la felicidad “ del que hace gala en el concierto de naciones, es obra de excepción suya, que le hará merecedora de sendos aplausos al terminar su mandato.
Por ello, a la sazón de todo lo recomendado, y con la firme intención de llamar las cosas por su nombre, quiero plantear algunas preguntas para la reflexión, sobre el entorno político en que se ha gestado este panegírico:
  • ¿No es la inactividad del gobierno la que provoca la crisis institucional que se vive?
  • ¿No es el autismo político del gobierno que no atiende los canales de comunicación que se le han abierto desde la oposición, el responsable, también, de esta crisis?
  • ¿No han ofrecido todos los partidos políticos a la propia mandataria colaboración y esta no  ha atendido?
  • La corrupción que alcanza a este gobierno, sin parangón con administraciones anteriores, ¿no era, además de lamentable, marco propicio para tomar las medidas del caso y limpiar el gabinete?
  • ¿No será que la red de cuido que administra la mandataria de ciertos actores de su gobierno es la que no le permite ser firme y honesta?
  • ¿Por qué busca a agentes exógenos a su gobierno para gobernar?
  • ¿No es la ausencia de una visión país la que nos golpea, así como la ausencia de un plan para la Costa Rica que queremos y que merecemos, pero para la cual  no tenemos agenda alguna?
  • ¿No es la falta de políticas de Estado en seguridad, educación, salud, ambiente, relaciones exteriores…, las causas de lo que estamos viviendo?
  • ¿Había que esperar hasta el tercer año de gobierno para apostar a ciertas “eminencias” para comenzar a gobernar? ¿Qué hicieron en los años que llevan en el gobierno?
Conclusión. Sin duda, el camino que debe seguir nuestro país es otro, profundo y ávido de que cerremos finales al respecto. ¿No habrá que revisar el pacto social que nos cobija? ¿No es necesario abordar con seriedad el papel, funcionamiento y resultados de las instituciones públicas del país? ¿No es  la falta de rumbo, visión, ausencia de un plan país, lo que se llama “ingobernabilidad”? ¿Se está tomando nota de la pretensión de desmantelar, entre otras cosas, a otros poderes para  actuar  a conveniencia? ¿Es momento, si bien no se discute la necesidad de hacer cambios a la arquitectura institucional y jurídica del país, para la aprobación de lo propuesto en el año de gobierno que le queda a la administración? En medio de la campaña política ¿tendrá viabilidad?
Considero momento oportuno en claro ejercicio partidario y del control político, para denunciar todo lo anterior y más, pero insistiendo, a la vez, en el diálogo político urgente que no ha podido librarse por indiferencia de la gobernante ante tanto problema que aqueja hoy a nuestra Patria. En síntesis, ante tanta inacción del gobierno, la distracción parece ser la salida.

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