Adolfo R.
Taylhardat
No pretendo echármela de psiquiatra,
pero evidentemente hay comportamientos en las personas que revelan
desequilibrio mental. Uno de esos comportamientos es la manía persecutoria. Por
lo que he leído, la manía persecutoria es una forma de esquizofrenia paranoide
y entre sus manifestaciones figuran: ideas delirantes carentes de elaboración,
sentimiento de ser perseguido o de estar amenazado de muerte, obsesiones, percepciones
o creencias falsas. El afectado expresa
su manía persecutoria con convicción y
hace una defensa airada de su persona.
Todo esto viene a
colación porque en nuestro país hay un
caso notorio de maniático persecutorio. Se trata de un personaje de altísimo
nivel, el más alto de todos, que se lo pasa denunciando supuestos intentos de
magnicidio de los cuales asegura tener pruebas y la identidad de los
involucrados las cuales ofrece hacer públicas pero nunca las revela, simplemente porque sólo
existen en su mente trastornada. También denuncia una supuesta conspiración de
lo que él denomina burguesía de extrema derecha para presuntamente derrocarlo.
En esa conspiración imaginariamente estarían envueltas las autoridades del
“imperio” cuyo propósito sería adueñarse de los recursos naturales de Venezuela
y particularmente de su petróleo. Otra de sus fantasías es la de que la
disidencia venezolana moviliza la opinión pública internacional para desacreditar
su régimen. Cuando tres vicepresidentes latinoamericanos visitaron Venezuela,
además de insultarlos dirigiéndoles improperios, aseguro que esos distinguidos
visitantes venían a Venezuela a conspirar con la oposición para
derrocarlo. En la víspera de la reciente Cumbre de la
CELAC denunció que en Costa Rica se preparaba un atentado contra él. Esto
obligó al Presidente de ese país a afirmar que la seguridad de todos los
participantes en la Cumbre estaba plenamente garantizada.
Pero el colmo de los
colmos es lo que acaba de decir. Según el aludido, cuya identidad seguramente
mis lectores habrán ubicado, “ha arrancado una campaña de guerra psicológica
mundial para justificar un golpe contra Venezuela”, en la cual estarían
involucrados diferentes medios internacionales. Anunció que enviará al presidente
Obama una carta para exigirle “el cese
de las conspiraciones que desde su gobierno se ejecutan en contra del pueblo
venezolano y la revolución bolivariana”. “Entre muchas cosas, presidente Obama,
le voy a enviar una carta un poco ubicando el momento histórico que está
viviendo la revolución de independencia en Venezuela y exigiéndole a su
gobierno que pare todas las medidas de conspiración financiera, política,
económica, psicológica y de todo tipo contra Venezuela. Aspiro que usted… a tiempo reconozca el fracaso de las política
estadounidenses desde el presidente George Busch, para tratar de dirimir (sic) y
destruir a la Venezuela bolivariana, a la Venezuela revolucionaria”.
La obsesión aumenta día
por día. El sábado pasado, en una aparición en VTV, volvió a arremeter contra
el gobierno de los Estados Unidos. Dijo textualmente lo siguiente: “Presidente
Obama, su gobierno en pleno está conspirando para derrocar al gobierno legítimo
de Venezuela. Usted lo sabe, Presidente Obama,
todas las agencias de su gobierno, DEA. CIA, FBI, NCA, todo su gobierno está
metido en la conspiración. Su gobierno en pleno está conspirando contra
Venezuela, está metido en un plan para llenar a Venezuela de violencia para
justificar y provocar un golpe de
Estado. Todo su gobierno completo está metido en la conspiración”
¿No es todo esto manía
persecutoria? Su fantasía delirante
“va in crescendo”. Pasó de una supuesta guerra económica local
a una campaña psicológica mundial y a una conspiración del gobierno Norteamericano
dirigida por el presidente
norteamericano quien utiliza con ese fin a los medios internacionales y a todas
las agencias de su administración.
Este acrecentamiento de
la obsesión se advierte desde que trascendió la noticia de la deserción del
Capitán Leansy Salazar. El ilegítimo y toda su corte de corruptos deben estar
temblando porque Salazar, quien fue responsable de la seguridad del dictador
fallecido y últimamente del presidente de la Asamblea Nacional, presenció las operaciones delictuosas, de corrupción, de
fraude de lavado de dólares y de tráfico
de drogas que tienen lugar en las más altas esferas del régimen. Debe estar informando
a las autoridades norteamericanas con información de primera mano, que revela
la podredumbre que impera en la cúpula del gobierno y en los altos niveles de
la fuerza armada donde militares de alto rango se han vuelto multimillonarios
como miembros del “cártel de los soles.
La noticia
sobre la deserción de Salazar, de su esposa (también militar) y de otros
ocho oficiales del ejército y la armada, igualmente portadores de información
que compromete a la mafia de altos personajes del régimen que han expoliado las
arcas de la nación durante los 16 años que lleva el chavismo usurpando el
gobierno ha recorrido el mundo y ha sido divulgada por los diarios, los canales
de televisión y las emisoras de radio en muchos países. Esto es lo que el
ilegítimo llama “campaña de guerra psicológica mundial” promovida supuestamente
por el Presidente Obama.
Hace apenas unos días dijo que durante la Cumbre de las Américas
hablará con el Presidente norteamericano sobre la posible normalización de la
relaciones Venezuela – Estados Unidos y el viernes, en una aparición televisiva
reveló que “Joe Biden (el Vicepresidente
de los Estados Unidos) le dijo en Brasil “queremos mejorar las relaciones con
Venezuela”.
Luego, el domingo,
durante una cadena nacional de radio y televisión arremetió contra el
Vicepresidente norteamericano. Aseguró que durante una reunión realizada en
Washington con los países del
Caribe el Vicepresidente Biden le dijo
los presidentes y primeros ministros caribeños que se encuentra en marcha un
plan para derrocarlo. “El poder imperial del Norte ha entrado en fase peligrosa de desesperación y han ido a
hablar con gobiernos del continente para anunciar el derrocamiento de mi
gobierno”.
Las relaciones de
Venezuela con los Estados Unidos no confrontan ningún problema. El problema es
entre los gobernantes venezolanos (primero el difunto dictador y ahora del
ilegítimo con los presidentes del país del norte) y actualmente las Embajadas
de ambos países se encuentran acéfalas como resultado de uno de esos arranques
de irracionalidad que caracterizan al régimen. Las relaciones comerciales,
económicas transcurren dentro de un curso normal. Estados Unidos sigue pagando
en dólares el petróleo que le vende PDVSA y Venezuela le paga también en
dólares al “imperio” el petróleo y derivados que le compra. El régimen sigue
trayendo de los Estados Unidos toneladas
de productos alimenticios y de otros ramos para tratar de aminorar el
desabastecimiento que desespera a la población. Los venezolanos viajan sin
trabas a Norteamérica -incluso muchos
chavistas - y viceversa, los norteamericanos viajan sin trabas a Venezuela,
aunque con mucha justificada aprehensión por la inseguridad que reina aquí.
Pero luego de estas
últimas embestidas contra los Estados Unidos y sus autoridades difícilmente
puede producirse un relajamiento de las tensiones. Debe preocupar a todos los
venezolanos, incluso a los chavistas, que el país esté en manos de alguien con
serios problemas de personalidad como los descritos.