El déficit es evidente en el estancamiento de la pobreza, cercana al 21% de los costarricenses, que no ha variado en los últimos 20 años, pero que en números reales, son 400 mil personas más pobres hoy, que 10 años atrás. El décimo octavo informe del estado de la nación es claro en denunciar las crecientes brechas económicas y sociales.
El aumento de la protesta civil, 632 movilizaciones sociales de todo tipo en el 2011, es un termómetro revelador del descontento social, donde el pueblo ha tomado ese rumbo para hacerse escuchar.
En la lucha contra la pobreza es reconocida la dispersión de programas y el enorme abanico de recursos sin rumbo ni objetivos claros.
Nadie se pregunta “el cómo” hacer las cosas bien, ni el “para quién”, y cada vez la separación entre la Costa Rica metropolitana, con una poderosa economía de “servicios”, como banca, finanzas, telecomunicaciones, alta tecnología y comercio, con salarios crecientes, contrasta con la Costa Rica rural, la de la vieja economía, anclada al agro de bajos salarios, a la industria y a la construcción, donde los obreros entre 25 y 39 años no alcanzan en un 40% a completar la secundaria.
Los partidos políticos tendremos una dura tarea en la carrera electoral que se inicia. No será con simples promesas en cortos televisivos como acercaremos a los ciudadanos a las urnas. Deberemos presentar acciones gerenciales concretas para aumentar la escolaridad, para subir el nivel educativo, para incorporar nuevas tecnologías en el proceso enseñanza- aprendizaje, para destinar el grueso de los recursos en educación hacia las zonas de gran postración y marginación social.
La apuesta del futuro es a la educación. Tenemos ociosos más de 180 millones de dólares provenientes del Fondo Nacional de Telecomunicaciones que bien podrían estar supliendo miles de computadoras con acceso a Internet en nuestros escolares y liceístas, pero el desgano en el ejecutivo y los celos políticos, han detenido esta propuesta, que con tanta claridad expuso el Movimiento Libertario desde hace más de 3 años. Los proyectos país no deben tener paternidad política, cuando las propuestas sean viables, hay que materializarlas, vengan de donde vengan.
Un pueblo ilustrado es el mejor activo a que puede aspirar una nación, el conocido lema de que no hay desempleados, sino ciudadanos mal preparados, es una cruda realidad.
La pobreza es hermana de la ignorancia, hija de la carencia de valores y la falta de preparación, y generalmente se acompaña de esquemas económicos basados en la fuerza física y no en el conocimiento. Enseñar a analizar, orientar la correcta toma de decisiones, y despertar la creatividad y desarrollo de destrezas para crear valor agregado a lo que exportamos, deben ser los pilares que los partidos políticos estamos obligados a presentar a los electores en los meses venideros. Existe un nuevo camino, no continuemos por el mismo sendero.
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