Diputada Marielos Alfaro Mi Curul (Núm. 69), 7 de Febrero del 2013
Se insiste hoy día que la mejor dieta para bajar de peso es aprender a comer bien, nos lo reiteran nutricionistas y otros especialistas de la salud, pero no hacemos caso. Como que el día a día nos golpea y la inacción alcanza en demasía. En el mundo futbolístico que nos acompaña de cara al próximo mundial y ante la no convincente actuación de la selección nacional, se dice que la ruta de la tricolor solo exige una cosa: mejorar.
De uno y otro planteamiento nos nutrimos.
En política sucede algo parecido. A pesar de que se tiene claro que el arte del buen gobierno es gobernar y gobernar bien, se obvia un aspecto elemental, que ese arte de gobernar pasa por el liderazgo político y la ética pública, como herramientas esenciales de la política y la gestión pública para la resolución de los asuntos de gobierno. Para lograrlo, igual como lo esgrimí arriba, hay que salir de la inacción política y mejorar, mejorar mucho.
Una de las solicitudes comunes de todas sociedades, es la atención que ésta debe recibir de parte de su gobierno. Dicha atención se manifiesta por medio de la satisfacción, de las demandas de la comunidad política y de una mayor expectativa en el nivel de vida de los ciudadanos. Este es el norte, este es el fin. Sin embargo, la satisfacción de estas demandas no se ha cumplido, entre otras causas, por la falta de rumbo del gobierno, su autismo político y debido a que en las instituciones públicas existen una serie de antivalores que impiden llevar a cabo con eficiencia, su funcionamiento y operación. Como consecuencia de lo anterior, se derivan las situaciones puntuales:
ü Las demandas sociales han rebasado la capacidad de respuesta del gobierno.
ü La administración pública es vista como lenta, ineficaz e ineficiente.
ü Ante tanto escándalo de corrupción; se ha desacreditado tanto el personal público, como a la imagen de las instituciones públicas.
ü La ciudadanía ha perdido la confianza en su gobierno.
El decimoctavo informe del Estado de la Nación, precisa los siguientes aspectos que se presentan en el país con relación a este tema:
ü El país tiene un sistema político que ha sustituido la entrega efectiva de bienestar a la población por la generación de más promesas democráticas sin contenido.
ü La gestión pública no presta servicios de manera eficiente en ámbitos clave de la vida nacional.
ü La existencia de recurrentes dificultades para prevenir y sancionar la corrupción en el manejo de asuntos públicos.
Claro, cuando no hay estabilidad ni dirección, la situación empeora. En el Estado de la Nación de cita se lee al respecto lo siguiente:
De 54 jerarcas, entre ministros y viceministros, el 70% contaba con experiencia previa, no obstante 15 de 21 ministros dejaron sus cargos durante los primeros 24 meses de gestión. De esta manera, la administración Chinchilla ha mostrado la mayor inestabilidad de las últimas cuatro administraciones. Amplíese con lo atontado en Mi Curul (Núm. 62), 15 de Noviembre del 2012.
Gobernar bien, superar la inacción política, ejercer el liderazgo político esperado, entender que la ruta del gobierno, exige mejorar y abrazar como corresponde laética pública; es la más notable y elemental guía a seguir sin mayor distracción ni dilación aunque sea al final de la jornada, sobre todo cuando se sostuvo que se contaba con la experiencia suficiente para gobernar. La administración Chinchilla no puede seguir marchando sin prioridades ni lineamientos claros. Nuevamente el llamado es a trabajar.
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