martes, 9 de abril de 2013

Memorándum sobre la persistente impopularidad de la presidenta Chinchilla

PARA: Francisco Chacón González, Ministro de Comunicación y Enlace
ASUNTO: Persistente impopularidad de la presidenta Chinchilla
Esta semana Usted manifestó que no tiene una respuesta al porqué la presidenta Laura Chinchilla continúa siendo impopular. Según la última encuesta de Unimer publicada en La Nación, un 55% de los costarricenses desaprueba la gestión de la mandataria, mientras que únicamente un 12% la aprueba. Usted indica que en en el gobierno "No sabemos por qué el pueblo opina de esa forma". Ya que Casa Presidencial ha presupuestado ¢1,100 millones en publicidad este año, y Ustedes en el gobierno genuinamente parecen no tener idea del por qué la mayoría de los costarricenses tienen una mala imagen de la presidenta, me preocupa que ese dinero vaya a gastarse de mala manera. Por eso humildemente le hago llegar este memorándum repasando las razones por las cuales doña Laura Chinchilla es impopular.
NO ES HONESTA
En los últimos años parece haber ocurrido un cambio significativol en la actitud de los costarricenses hacia los políticos. En otras palabras, un sector importante de la población ya no come cuento, y puede rápidamente perder la confianza en un político. Por ejemplo, José María Figueres regresó al país creyendo que lo iban a recibir como héroe solo para enterarse que sigue siendo uno de los políticos más impopulares.
Doña Laura llegó al poder con uno de los márgenes electorales más importantes de la Segunda República. Su tema de campaña fue "Firme y Honesta", el cual caló dentro de un segmento importante de la población que, a pesar de tener conocimiento que ella hizo carrera en el partido más corrupto de la historia del país, le dio su voto de confianza.
Esta imagen de honestidad de la presidenta Chinchilla recibió un fuerte golpe al inicio de la administración cuando, a pesar de haber dicho en campaña que se oponía a aumentos de impuestos, lo primero que hizo fue presentar un enorme paquete tributario que hubiera castigado enormemente a la clase media. Durante todo ese debate, que terminó en la debacle del paquete de impuestos siendo rechazado por la Sala Constitucional, la credibilidad de la presidenta y su gabinete sufrió severamente. ¿Cómo olvidar al ministro Herrero hablando del inminente despido de maestros y policías al mismo tiempo que el gobierno le regalaba ¢1,300 millones a Coopemontecilos para que ampliara sus instalaciones? ¿O cómo dejar a un lado la entrevista de la presidenta Chinchilla en Telenoticias donde dijo que el gobierno había recortado el gasto en 30% cuando en realidad había aumentado en 17%?
Como verá Usted, ministro Chacón, la gente fue tomando nota de que su presidenta los estaba tratando de agarrar por tontos. Y claramente la gente se lo tomó a mal. Y los casos de deshonestidad de la presidenta no se limitan al tema de los impuestos. Por ejemplo, recientemente la presidenta declaró en Suiza que apoya el reconocimiento legal de las parejas del mismo sexo, cuando en repetidas ocasiones su gobierno no solo ha dicho que ese tema no es prioridad, sino que, en aras de controlar el directorio legislativo, incluso estuvo dispuesto a entregarle la presidencia de la Comisión de Derechos Humanos a un reconocido enemigo de dicha legislación―que lo primero que hizo fue desecharla.
Como ve Usted, la presidenta Chinchilla tiene un enorme problema de credibilidad con la gente.
NO ES FIRME
La popularidad de la presidenta sufrió su mayor caída tras el escándalo del ministro de Hacienda Fernando Herrero. Como recuerda Usted, una investigación de La Nación no solo reveló que la mitad del gabinete no estaba al día con sus obligaciones tributarias (calificado por la presidenta como un "lamentable descuido"), sino que el ministro de Hacienda y principal paladín del gobierno con el paquete de impuestos tenía un negocito de consultorías que reportaba pérdidas cuando en realidad se estaba haciendo con millonarios contratos gubernamentales. En lugar de despedir al ministro y a su esposa Florisabel Rodríguez, asesora en Casa Presidencial, la presidenta los defendió hasta que fueron ellos los que decidieron renunciar. ¿Dónde quedó la firmeza prometida en campaña?
Esa falta de firmeza no se limitó a los Herrero Rodríguez. También la presidenta titubeó cuando al presidente del AyA, Oscar Núñez, lo agarraron viajando con una subalterna a México. Nuevamente fue Núñez el que terminó renunciando. Luego fue una asesora de Casa Presidencial la que fue sorprendida chantajeando a Un Techo por mi País. Nuevamente la presidenta no hizo nada. Luego fue el ministro de Deportes solicitando miles de "entradas de cortesía" a los organizadores de "90 minutos por la vida". Y la cereza en el pastel fue cuando la presidenta prestó oídos sordos al informe de la Procuradoría de la Ética que encontró que el vicepresidente Luis Liberman y el ministro de Educación Leonardo Garnier, "violaron principios éticos de integridad, imparcialidad, rectitud y objetividad" al escribir cartas de recomendación para la empresa de los Herrero Rodríguez. En esa ocasión los funcionarios de marras no recibieron ni una palmadita en la mano.
La gente, señor ministro, toma nota de estas situaciones, y empieza a formarse una imagen de la presidenta de alguien que está dispuesta a defender a los suyos―una camarilla de amigos personales―ante cualquier cuestionamiento ético que surge.
PRESIDE UN GOBIERNO CON ALTOS ÍNDICES DE CORRUPCIÓN
Según diferentes mediciones de opinión pública, los costarricenses tienen la impresión de que están ante uno de los gobiernos más corruptos de las últimas décadas. Puede que no lo sea, pero al menos esa es la percepción popular. No ayuda que la Fiscalía salga públicamente a pedir más recursos porque no da abasto ante la avalancha de casos de corrupción que le están entrando. Y tampoco ayuda que la que se suponía iba a ser la obra estrella de la administración Chinchilla terminara siendo una piñata de incompetencia y corrupción. Me refiero obviamente (en caso de que Ustedes tampoco tengan idea) a la trocha fronteriza, donde el Estado ha gastado más de ¢42,000 millones por una obra que es inservible. A pesar del alto perfil con el que se manejó dicho proyecto, hasta la fecha nadie ha sido arrestado por el festín de fondos públicos que hubo de por medio.
No es casualidad entonces que el 75% de los costarricenses crea que la administración Chinchilla es corrupta.
ES ARROGANTE
La imagen de la presidenta Chinchilla dejando a un humilde señor de Alajuelita hablando solo resume muy bien la impresión que manejan los costarricenses de que la mandataria es arrogante. Y tampoco admite errores fácilmente. Obviamente se han cometido grandes errores en este gobierno, pero la presidenta siempre culpa de todo a la Asamblea Legislativa o a la "falta de gobernabilidad".
Veamos el caso de la trocha fronteriza: en lugar de admitir que ha sido un fiasco, más bien afirma que le va a meter más plata. O a la declaratoria de interés público al Congreso de Biotética, donde un expositor iba a hablar de los gays como "enfermos que pueden ser curados". En lugar de admitir el error la presidenta decidió defender la declaratoria, y cuando la Sala IV le enmendó la plana, decidió no dar más declaraciones del caso.
Si hay algo que la gente no perdona, es la arrogancia, y a la presidenta Chinchilla le ha sobrado en estos tres años.
LOS NÚMEROS MACROECONÓMICOS NO DICEN TODO
Señor ministro, Usted ha citado varias cifras macroeconómicas para justificar su incredulidad ante la impopularidad de la presidenta. Pero dichos números no lo dicen todo. Es como cuando el ministro de Planificación Roberto Gallardo manda tweets diciendo que el país va bien basado en las filas de carros que se arman los domingos frente a Multiplaza.
Sí, la economía creció bien en el 2012, pero este crecimiento no se está traduciendo en una reducción de la pobreza, la cual permanece estancada en el mismo nivel desde hace 20 años. Sí, la inflación del 2012 ha sido la más baja en 40 años (una situación que parece será coyuntural dadas las primeras cifras del 2013), pero curiosamente son las tarifas reguladas de los servicios públicos por el Estado―y no los precios "por la libre" de la competencia―los que más aumentan y más castigan los bolsillos de los costarricenses.
El desempleo está por encima del 10% (solo a Roberto Gallardo le parece una buena cifra) y la economía está siendo impulsada por las zonas francas, a las que Ustedes casi les meten un garrotazo con el paquete de impuestos. Los empresarios nacionales siguen atormentados por la regulacionitis y los nuevos impuestos que este gobierno ha creado―como el impuesto a las sociedades. La economía crece a pesar del gobierno, no gracias a este. Que el gobierno asuma el crédito por las buenas cifras macroeconómicas es como que un zorro tome crédito por la alta tasa de natalidad en el gallinero al que no lo dejaron entrar.
CONCLUSIÓN
Dudo mucho que la impopularidad de la presidenta sea reversible. Lo peor es que el consuelo que algunas veces ha abrigado la presidenta de que ella es impopular porque está tomando decisiones difíciles, tampoco es cierto. Es impopular porque está tomando malas decisiones, no lo reconoce y no asume las consecuencias por las mismas.
Espero que estas observaciones que le hago llegar sirvan para aclararle por qué una abrumadora mayoría de los costarricenses reprueba de la labor que realiza doña Laura Chinchilla.

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