Mi Curul (Núm.79), 18 de Abril del 2013
Una vez y otra también, al decir del pueblo, meten la pata y hasta adentro.
Ahora como mejor ejemplo, y en el escenario de las discusiones por la
adjudicación de la ampliación de la ruta San José – San Ramón, la señora
presidente, no entendemos su defensa a ultranza, esgrime criterios que
pretenden desautorizar a la propia Contraloría General de la República
al conocer sus informes y los califica como desactualizados a manera de
minimizarlos.
En otras palabras no son de recibo, no
me importan, no me alcanzan, no me competen, no tienen validez, la
verdad soy yo. Solipsismo puro enarbolado sin rubor. Súmele en este mar
de desaciertos, el cerco de seguridad que le fabricaron el pasado 11 de
abril en Alajuela, el cual no tiene parangón en la historia nacional y
es muy propio de las consuetudinarias acciones esgrimidas por el
Ministro de Seguridad contra quienes levantan su voz ante las torpezas
gubernamentales.
Empero, mal haríamos solo con reseñar
semejante malhadado comentario. Es menester preguntarnos a la luz del
mismo y a tenor de todo lo que está pasando, ¿a qué se debe tan
reiteradas y desacertadas actuaciones? ¿Por qué nada le importa?
¿Quiénes le asesoran en esta aventura suicida, que ya le da un sitial nada halagador en la historia patria? ¿A quién responde? ¿Cuál es el affaire del
gobierno? ¿Por qué la insistencia de proteger lo que no camina y desde
luego a sus responsables? ¿Por qué no dar cuentas claras al pueblo?
¿Por qué no actuar ante tanta corrupción denunciada? ¿Por qué ese
lamentable e irreverente “a mí que me importa”?
Nuestras 78 entregas editoriales
anteriores, han sido prolijas en las denuncias al respecto, sobran los
casos y ejemplos, y venimos enfatizando ante ustedes los lectores, que
todo sigue igual, que nada afecta independiente del caso y de quién; más
grave aún, lo denuncie o censure, llámese Contraloría General de la
República, Procuraduría de la Ética, Asamblea Legislativa, quien sea, el
resultado es el mismo, si te vi no me acuerdo.
Todo lo anterior me lleva a concluir
que doña Laura no tiene interés en escuchar, ver y atender las
necesidades de todos los costarricenses, sino solo de un grupo de amigos
suyos. Diagnóstico que se agrava si se considera la nota de prensa
publicada en el periódico La Nación del pasado 16 abril, donde señala un
severo padecimiento de “mutismo ante críticas en editoriales, redes
sociales y declaraciones de ciudadanos molestos, en un intento estoico
pero insuficiente de aplacar el incendio, pues el fuego no se apaga con
callar”. Concluye esta misma nota de prensa que “es como si se apostara a apagar la luz con la esperanza de que, al encenderla, el dinosaurio ya no esté allí”. ¡Qué
triste! Se sigue sumando en contra y no es de extrañar que nuevamente
la señora presidente resulte última de la tabla de posiciones en la
evaluación de presidentes de América Latina, según la Consulta Mitofsky.
La evaluación, de acuerdo con el análisis, es “muy baja”, y se hace a
partir de la aprobación que otorga la opinión pública a sus gobernantes
por su gestión.
En Centroamérica (que incluye en esta
categoría a las islas del Caribe), logran una mejor calificación los
mandatarios de República Dominicana, Danilo Medina; El Salvador,
Mauricio Funes y Guatemala, Otto Pérez Molina. Los tres mejoraron sus
posiciones. La peor calificación la obtiene Chinchilla, con un 12% de
aprobación, un 1% menos que en Setiembre de 2012, cuando Mitofsky
también había publicado el informe.
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