lunes, 3 de marzo de 2014

Es elemental para la convivencia humana, que los derechos humanos sean reconocidos, incluso el sitio web de la Organización de Naciones Unidas, afirma que sin los derechos humanos considerados como garantías esenciales, no podemos cultivar ni ejercer plenamente nuestras cualidades, nuestra inteligencia, talento y espiritualidad.



Los hechos de violencia que se están presentando a nivel mundial, deben llamar a la reflexión a quienes gobernarán nuestro país a partir de mayo. No debemos olvidar que van a administrar un país que ha cimentado una de sus columnas vertebrales, en el respeto a los derechos humanos, y que ha plasmado ese compromiso a nivel internacional.

Uno de los instrumentos más importantes al respecto, es la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En su preámbulo establece que, la proclamación de esta declaración se realiza, abro comillas “Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca, y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana; considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos, ha originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias.
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión; considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones; considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad; considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso” cierro las comillas.
Es elemental para la convivencia humana, que los derechos humanos sean reconocidos, incluso el sitio web de la Organización de Naciones Unidas, afirma que sin los derechos humanos considerados como garantías esenciales, no podemos cultivar ni ejercer plenamente nuestras cualidades, nuestra inteligencia, talento y espiritualidad.

Un país solamente logra desarrollarse, si sus ciudadanos viven plenamente, en una sociedad de respeto que no le teme a la libertad ni a la diferencia de criterios.

Futuros gobernantes de Costa Rica, no alejen de su memoria mientras toman las riendas del país, lo indicado en la mencionada Declaración: “La Asamblea General proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.”

Como el tema de los derechos humanos es prioritario en todo el orbe y particularmente en nuestro país, garante de ser defensor a ultranza de estos, a veces se nos olvida que su importancia no debe sustentarse en el hecho de firmar instrumentos internacionales que los protegen, sino que deben ser reconocidos en la cotidianidad misma  de nuestras relaciones humanas.

Esto no lo olvidemos nunca.
En otros países hermanos lo han hecho, y las consecuencias violentas y dolorosas las estamos observando tristemente todos los días.


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