miércoles, 14 de mayo de 2014

El salario mínimo como política antisocial

•    Columna Adam Smith publicada  en  La Prensa Libre el  29/ABR/2014 sobre la intención del, ahora Ministro de Trabajo, de revisar los salarios mínimos para subirlos.
El salario mínimo como política antisocial
Por José Joaquín Fernández.
Hace unos días, el Ministro de Trabajo, Víctor Morales, expresó que promoverá la revisión de los salarios mínimos con la intención de subirlos. A esta política se le debe aplicar el adagio que dice que “el camino al infierno está lleno de buenas intenciones”.
Todos queremos sociedades con salarios crecientes y bajas tasas de desempleo. Sin embargo, muchos políticos quieren alcanzar este objetivo haciendo caso omiso de la ciencia económica. Siguiendo los principios de oferta y demanda, un aumento del salario mínimo más allá de lo que determinaría el mercado libre sólo se traducirá en mayor tasa de desempleo, en particular para los sectores de bajos ingresos. Si el salario mínimo no causa daño alguno, ¿por qué no subirlo a US$1 millón diario? O bien, ¿por qué éste es de US$0.05 (cinco centavos) por hora en Cuba? La pregunta no es si el salario mínimo crea desempleo, sino cuánto.  Peor aún, el aumento del salario mínimo, estimula el crecimiento del sector informal de la economía en aquellas áreas donde la productividad no sea suficiente para pagar el requisito de ley. La informalidad limita el crecimiento de los negocios y esto empeora la situación del trabajador. En resumen, los salarios mínimos son antisociales porque deterioran la calidad de vida del trabajador.
Para que los salarios crezcan sin necesidad de un Ministerio de Trabajo, se requiere que el crecimiento de la producción, o PIB, sea superior al crecimiento de la oferta laboral. Sólo de esta manera se puede lograr un crecimiento del ingreso per capita, es decir, de los salarios promedios. Siguiendo los principios de la economía, si la demanda de trabajadores sube, aumenta el salario. ¡Así de simple! Dado que la demanda de la fuerza laboral la determina la inversión, necesitamos incentivar la inversión si deseamos aumentar los salarios. Pero no toda inversión es buena. Aquella que es producto del subsidio y protección gubernamental no puede contribuir al crecimiento de los salarios porque, por definición, no es inversión productiva. Solo la inversión, producto de la más dura competencia, reduce las tasas de desempleo y se traduce en crecimiento de los salarios.
Es por eso que en el Informe Mundial sobre Salarios 2012/2013, elaborado por la Organización Mundial del Trabajo (OIT) se muestra una clara correlación inversa entre tasa de desempleo y crecimiento económico. También se observa que sólo los países que tienen tasas de crecimiento superior a su tasa de crecimiento de la fuerza laboral, experimentan aumento en sus salarios reales. Es decir, para que los salarios aumenten, no es suficiente que crezca el PIB, es necesario que el PIB crezca mucho. Valga decir que los países con mayor libertad económica crecen más que los países intervenidos.
La historia demuestra que sólo con libertad económica se estimula un alto crecimiento económico y la sana inversión. Por tanto, si deseamos salarios crecientes, con bajas tasas de desempleo y sin estimular el sector informal de la economía, necesitamos promover el libre comercio, la reducción del gasto público, el rompimiento de todo monopolio creado por ley, la reducción de impuestos y desregular la economía.
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Publicado el 29/ABR/2014 en el diario La Prensa Libre (Costa Rica)
http://www.PrensaLibre.cr/la_economia/102120-adamsmith.html

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