“Toda
legislación que le quita a un ser humano parte de su propiedad a la fuerza –es
decir, sin su consentimiento- para dárselo a un tercero está violando el
derecho que cada ser humano tiene de disponer del 100% de su ingreso o de sus
bienes. Si definimos a un esclavo como aquel que no dispone libremente de su
ingreso, entonces los impuestos esclavizan al ciudadano. La legislación
tributaria es robo legalizado aún si el legislador tuviera la buena intención
de ayudar a los más necesitados”.
¿Son éticos los
impuestos?
“Todos los seres humanos
nacen libres …”. Así lo expresa la Declaración Universal de los Derechos Humano
en su primer artículo. Es decir, somos libres porque esa es nuestra naturaleza.
Esto significa que la Libertad individual está por encima de toda constitución
política y no depende de la voluntad del legislador. Ser libre significa
respetar el estilo de vida de cada persona. Ser libre significa que cada uno es
responsable de sus actos e implica que la libertad de uno termina donde empieza
la del prójimo.
Sin embargo, la
sobrevivencia no nos viene de manera gratuita. Necesariamente hay que trabajar
para sobrevivir. La educación, la vivienda, la comida no son bienes gratuitos.
Alguien debe producirlos. Como dice el Génesis 3:19: “Te ganarás el pan con el
sudor de tu frente”. La Biblia no dice “te ganarás el pan con el sudor de
otros”. Cuando cada uno de nosotros busca, honradamente, la mejor manera de
ganarse la vida, no estamos siendo egoístas, sino cumpliendo un deber.
De lo anterior, se
deriva el respeto por la propiedad privada. La frase, “te ganarás el pan con el
sudor de tu frente” significa que cada ser humano tiene derecho inalienable al
100% de su esfuerzo. Quien no es libre, es esclavo. Quien no es libre, no
dispone libremente de su ingreso. Por tanto, identificamos como violador de la
libertad individual quien nos expropie de nuestros bienes (roba), sea por el
uso, o de la amenaza del uso, de la fuerza bruta, o bien por medio del engaño
(estafa). El robo existe aún si el delincuente tuviera la buena intención de
ayudar a los más necesitados con la totalidad de los bienes robados. No importa
el uso que el antisocial haga con los bienes, la apropiación de los bienes
ajenos por medio de la coerción es inmoral.
Pero no solo viola el
primer artículo de los derechos humanos quien usa la fuerza bruta o el engaño
para expropiarnos, sino también el que usa la fuerza de la legislación. Toda
legislación que le quita a un ser humano parte de su propiedad a la fuerza –es
decir, sin su consentimiento- para dárselo a un tercero está violando el
derecho que cada ser humano tiene de disponer del 100% de su ingreso o de sus
bienes. Si definimos a un esclavo como aquel que no dispone libremente de su ingreso,
entonces los impuestos esclavizan al ciudadano. La legislación tributaria es
robo legalizado aún si el legislador tuviera la buena intención de ayudar a los
más necesitados. Por eso decía Murray Rothbard en su libro The Ethics of
Liberty, “La tributación es, pura y simplemente, un asalto”. No importa el
uso que el político haga con los bienes, la legislación que limita la libre
disposición del ingreso es inmoral. Observemos cada legislación y preguntémonos
si esta beneficia a alguien donde el beneficiado obtiene su privilegio a costa
de la violación de la libertad individual de otro ciudadano.
Algunos ejemplos de
legislación que implica violación a este principio de la libertad son:
monopolios u oligopolios creados por ley, políticas de género, el proteccionismo,
el sistema de pensiones de reparto, y que no están respaldadas en el
ahorro de cada cual; etc. Sin embargo, el más claro ejemplo de la violación al
principio de “te ganarás el pan con el sudor de tu frente”, son los impuestos.