miércoles, 12 de septiembre de 2012

Del Liberalismo al Caudillismo 3ª Parte


Del Liberalismo al Caudillismo.

2º El Caudillismo en Costa Rica.
Ya hemos comentado como a principios del Siglo XX, Europa había sido agitada por una ola de movimientos (corrientes de pensamiento) que dieron fundamento a sistemas de gobierno nunca antes vistos, por un lado la corriente socialdemócrata, por otro la comunista, en oposición a estas el nacionalsocialismo y en menor escala se mantenían los sistemas de corte conservador que observaban con recelo los acontecimientos del viejo mundo. Estas corrientes de pensamiento eran impulsadas por caudillos que se hicieron de renombre como Lenin, Stalin, Hitler, Mussolini, y Franco, que en determinado momento influirían en los personajes políticos costarricenses de la época.
2.2 Los caudillos en Costa Rica.

2.2.1 El comunismo en Costa Rica y el estado social o benefactor:
En Costa Rica, el desarrollo de las ideas políticas de corte socialista, antiimperialista, patrióticas, comenzaron a gestarse en la segunda década del siglo XX. Fueron los maestros e intelectuales, como, Joaquín García Monge, Omar Dengo, Carlos Gagini. Aniceto Montero, Carmen Lyra, quienes comenzaron a sembrar las inquietudes sociales en la sociedad de la época. Fue en ese contexto que el joven liceísta Gutiérrez Mangel, se dio a la tarea de materializar sus ideas, y para el cumplimiento de tal propósito fundó la primera organización juvenil contestataria en nuestro país, el “Ala Izquierda Estudiantil”, en esta tarea trabajó al lado de Manuel Mora Valverde. Luis de la Ossa, Francisco Quirós, Guillermo Coto Conde, José Merino y Coronado; siendo esta organización el antecedente inmediato de la formación de la Juventud Comunista.

El Partido Comunista de Costa Rica, fundado el 6 de junio de 1931,en la capital San José, también conocido como “Bloque de Obreros y Campesinos”, desarrollaba una labor política de mucha agitación, organizaba a los desempleados producto de la crisis económica de 1929; ponía en práctica una labor parlamentaria a favor de los sectores populares, como nadie lo había hecho hasta el momento; fue el motor de la gran Huelga Bananera de 1934, era un defensor de la República Española y denunciaba constantemente la política nazi-fascista. En ese Partido Comunista, se integró Joaquín Gutiérrez Mangel; era la organización marxista-leninista de Costa Rica, en la cual habían encontrado abrigo las ideas de justicia social y, democracia económica, así fue como hombres y mujeres como Manuel Mora Valverde, Carmen Lyra, Carlos Luis Fallas, Luisa González, Jaime Cerdas, Emilia Prieto, entre otros se integraron en esta lucha.

Para 1931, se funda la Unión General de Trabajadores, en el enclave bananero de la zona atlántica. El 19 de noviembre de 1932, el Partido Comunista logró movilizar a cerca de 600 personas, que asistieron a una manifestación efectuada en uno de los parques de San José, una de las oradoras en dicha protesta fue María Isabel Carvajal a quien la historia reconocería posteriormente como la insigne escritora comunista Carmen Lyra. Con el desfile del 1º de mayo de 1933 se hace patente el descontento de los trabajadores. La legislación laboral que existía en esa época era de corte civilista y favorecía en poco o prácticamente nada, el desarrollo del sindicalismo. El periodo comprendido entre 1934 y 1942, se caracteriza por una organización del proletariado rural en las zonas bananeras, y si bien, las empresas bananeras, nunca reconocieron oficialmente el sindicato, lo cierto es que el Partido Comunista desarrolló una labor de confrontación importante. Como indica el siguiente texto:
“Las protestas de los trabajadores bananeros y las frecuentes movilizaciones desembocaron a partir del 9 de agosto de 1934, con la conducción del Partido Comunista, en lo que se conoce como la gran Huelga Bananera de 1934.Dicha huelga fue el movimiento social más importante del año 1934, pero no fue el único. En efecto, a lo largo de aquel año hubo protestas, paros y huelgas de los diversos sectores laborales del país, los zapateros, los sastres, los panaderos, los tipógrafos, lo obreros agrícolas, etc. También en ese año los peones y medianos productores cafetaleros estaban enfrascados en una ruda batalla contra los beneficiadores, para elevar el precio de su producción...” (Rojas, 1989: 72).
Esta situación fue producto, en lo general, de la situación económica propia generada entre el fin de la primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial, pero en lo particular, en la zona bananera, debido a las políticas de empleo de las empresas bananeras (United Fruit Company) y grandes finqueros. La participación activa del Partido Comunista en el conflicto, fue particularmente importante. Esta huelga bananera del 34 tuvo repercusiones internacionales importantes en el sector bananero latinoamericano.
En 1935 el Bloque de Obreros y Campesinos (partido comunista) designa a Manuel Mora Valverde candidato a presidente.
Sin embargo es León Cortés Castro quien llega al poder al frente del conservador Partido Republicano, consecuentemente al Bloque de Obreros y Campesinos se le dificulta el acceso a las masas, por una campaña Anticomunista de parte de los partidos burgueses (Conservadores) y los dirigentes de la iglesia de ese entonces. Esta campaña Anticomunista inicia gracias a las acusaciones hechas a León Cortés por parte del Partido Comunista que le acusa de fascista por los rumores que corren de que este mantenía vínculos con Somoza, Batista y algunos empresarios alemanes.
En 1937 el Partido Comunista publica un manifiesto a nombre de su comité central titulado “Frente al Fantasma de la Tiranía” “Por la defensa de la democracia”, en este se critica al gobierno por no cumplir la ley de salarios mínimos, la falta de vivienda y la falta de un programa de política económica.; lo que genera un malestar en el gobierno.
En 1939 Manuel Mora es una vez más elegido candidato a la presidencia para las elecciones de 1940. Es gracias a esto que se consideró que el partido comunista amenazaba con hacerse con el poder poniendo fin con ello al estado liberal 1, en perjuicio de la burguesía del país.

Para evitar lo anterior  la elite política del país (Conservadora)  buscó entre sus miembros a una figura capaz de hacer frente a esto y ganar las elecciones, es a raíz de esto que de 1940-1948, surge en escena Rafael Ángel Calderón Guardia. Sin embargo al llegar este al poder se pone fin al estado liberal2. Al mismo tiempo en 1940 se presenta el Plan de Emergencia por parte del Partido Comunista en el que se proponía:
·         Control de precios
·         Mayor desarrollo agrícola
·         Mayor desarrollo industrial
·         Alternativas en la forma de administración de fondos públicos
·         El expandir la producción agrícola a varios productos
·         El desarrollo de las garantías sociales, código de trabajo y el seguro social

·         1 En realidad no se estaba hablando de poner fin al estado liberal sino a la oligarquía conservadora de ese entonces, esto se puede comprobar ya que el máximo representante del Liberalismo  era don Ricardo Jiménez, y este no  estaba de acuerdo en combatir por la fuerza al comunismo; suya es la siguiente afirmación liberal:  “al comunismo hay que combatirlo con razones, no con puñetazos, así en Costa Rica se aceptará o se desechará…La planta del comunismo se ha alimentado en muchos países con el abono del martirio, de la persecución, de la prohibición, no la alimentemos así en Costa Rica, dejémosla salir al amparo de nuestras instituciones, que se consumirá sin molestias” Vargas Coto, José Francisco, “Tercera administración  del licenciado don Ricardo Jiménez Oreamuno” (Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad de Costa Rica, 1978), pp. 36-37.

·         2 Al apoyar León Cortes a Rafael Ángel Calderón Guardia si pone fin al estado liberal pues el nuevamente aspirante Ricardo Jiménez se vio imposibilitado a luchar, pues algunos de sus partidarios habían sido encarcelados y el medio de comunicación afín fue cerrado. A partir de aquí es se inicia el estado social o  benefactor.

Más tarde ese año (1940) el Frente Anti Nazi organiza un acto popular al que asiste Calderón y Mora, que intercambian ideas, gracias a esto es que Calderón envía al congreso el proyecto de seguros sociales el cual es firmado el 1º de noviembre de ese año. A raíz de este hecho es que Calderón llega a distanciarse de Cortés y anuncia un proyecto de Seguridad social.
A pesar de este pequeño entendimiento entre Manuel Mora y Calderón, tiempo después el Partido Comunista presenta una firme oposición hacia el gobierno, por las acciones tomadas por parte de este como son
·         El otorgamiento de la compañías eléctricas a empresas extranjeras
·         La entrega de contratos de obras sin licitación publica
·         La suspensión de algunas garantías individuales

Posteriormente gracias al distanciamiento de Cortés y Calderón y la adopción de una ideología socialcristiana por parte de este último, la cual daba gran importancia a los sindicatos y con ello representaba a una fracción no oligárquica de burguesía, es que se desplaza a la burguesía oligarca y se fortalece así el apoyo del Partido Comunista que era el que fomentaba el movimiento popular y, el apoyo ideológico de la iglesia que en ese momento estaba encabezada por Monseñor Sanabria hacia el gobierno de Calderón. Mientras tanto el 14 de junio de 1943; Manuel Mora Valverde jefe del Partido Comunista Costarricense escribe una carta a Monseñor Víctor Sanabria M. Arzobispo de San José en la que le comunica que el partido Comunista de Costa Rica fue disuelto el día anterior en la Conferencia Nacional de carácter extraordinario; y que en el mismo acto se constituyó un nuevo Partido que se denominó "Vanguardia Popular” el cual iba a apoyar en las elecciones al Partido Republicano.
El presidente Calderón Guardia una vez rotos los nexos con los cafetaleros que lo llevaron al poder, promulga en asocio con sus nuevos aliados (la poderosa iglesia católica y el partido comunista). Calderón Guardia ofreció una versión católica que integraba estas acciones: un fundamento ético y religioso para el consenso y la justicia social; una convergencia entre Iglesia y Estado. La reforma social de Calderón Guardia estaba asociada, además, a una restauración clerical en este gobierno: en 1942, se derogaron las leyes anticlericales de los años 1880's. Ese mismo año se declaró como doctrina oficial del gobierno la doctrina social católica. Existía una clara voluntad de apaciguar las luchas y presiones sociales a través de la reforma social mediante una progresista legislación social y un no menos importante Código del Trabajo. Esta legislación produjo, directa e indirectamente un crecimiento rápido de sindicatos, entre los principales y más destacables están la Confederación de Trabajadores de Costa Rica (principal instrumento del partido comunista) y la Confederación Costarricense de Trabajadores Rerum Novarum “De los Tiempos nuevos” surge para contrarrestar al comunismo. (Backer, 1974: 14-15).
El Código nace en la época de la Segunda Guerra Mundial (1943) para proteger la producción agrícola, establece limitaciones importantes al uso de la huelga. Sin embargo, el Código fue un verdadero hito en la historia de este país, y es importante resaltar que los partidos Vanguardia Popular (Comunista) y Republicano (Calderonista), a pesar de sus diferencias, en conjunto alzaron la bandera por los derechos de los trabajadores, resultando el Código de Trabajo, y además, una legislación social importante, que genera el Seguro Social, y una serie de leyes relativas a la seguridad social, incluyendo regímenes de pensión.
A pesar de las mejoras en materia social, la alianza entre el Gobierno, el Partido Comunista y la Iglesia, generó una creciente oposición al comunismo, que rechazaba el acercamiento de este al gobierno calderonista al que consideraban como corrupto e ineficiente. Así mismo se disparó el déficit público, aumentó el costo de la vida, escasearon los productos básicos, hubo desordenes de administración.

2.2.2 El nacionalsocialismo (nazismo) en Costa Rica:
El fantasma nazi: Tras la estela del nazismo emergen las aristas autoritarias y antisemitas de nuestra política: Dennis Arias Mora | dennarm@yahoo.de (El autor es profesor de la escuela de historia y es parte del Centro De Investigaciones Históricas de América Central, en la Universidad de Costa Rica)
Tras el ascenso del nazismo en Alemania, en 1933, la consigna era clara: “De ahora en adelante, a una Alemania nacionalsocialista solo puede corresponder una alemanidad en el extranjero nacionalsocialista”, afirmaba Ernst Wilhelm Bohle, líder de la Organización para el Extranjero (Auslandorganisation , AO) del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores (NSDAP). La AO tuvo la tarea de alinear a las comunidades alemanas por el mundo, bajo la bandera del nazismo. La creación, en el Tercer Reich, de una sociedad totalitaria, se acompañó de la prolongación hacia la política, de una visión racial según la cual la sangre germana debía unirse tras su nación y suFührer, Adolf Hitler.
Por eso, cada alemán era sometido a la Gleichschaltung (igualación o nazificación). En América Latina, esa nivelación fue más o menos eficaz, pero llevó, en general, a profundas divisiones entre las comunidades alemanas.
De estos conflictos no se eximió Costa Rica. Las fricciones aparecieron con la creación del grupo local nazi, en 1932, y la extensión de su ideología a las instituciones germanas en el país, entre ellas la Escuela Alemana, fundada en 1912. Empero, parece que la nazificación fue conseguida hasta cierto grado.
Al buen asentamiento del nazismo en el país contribuyeron varios factores:
·         Primero, la admiración nacional hacia la comunidad alemana era seguida de una imagen heroica de la germanidad, que hacía ver, en Hitler y el Tercer Reich, su destino histórico.
·         Segundo, buena parte de esa comunidad y de los afiliados al NSDAP eran inmigrantes o descendientes ya socializados en la atmósfera política de la Alemania derrotada de 1918. Los sentimientos de entonces fueron determinantes para que ascendiera el nazismo en ese país, y para la adscripción de sus compatriotas en otras partes del mundo.
·         Tercero, las concepciones autoritarias y caudillistas en la política nacional de los años 30 se tradujeron en simpatías profascistas. Por un lado, estas abrían paso a las manifestaciones propagandísticas de adherentes a los fascismos; por el otro, estrechaban el margen de maniobra a militantes comunistas y antifascistas, hecho que tuvo su mejor expresión en el anticomunismo de los días de la Guerra Civil Española (1936-1939).
El nazismo se extendió entre el conjunto de instituciones tradicionales de la comunidad alemana. La agrupación nazi, a pesar de tener su propio local desde 1934, organizaba sus actividades en el Club Alemán. Allí se celebraban los actos relacionados con la política exterior del Tercer Reich. Los pronazis difundían fotos y discursos de Hitler, y prestaban juramento al Führer para “seguirlo hasta donde fuese”.
En esa difusión propagandística parecieron cumplir un importante papel los representantes oficiales de la Alemania nazi. Entidades como el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Legación en Guatemala y el Consulado en San José, controlaron la exhibición de películas “anti alemanas”, y enviaron películas, discos, libros y periódicos a instituciones como la Escuela Alemana y el Colegio Seminario, principalmente entre 1936-1938, justo al comenzar la oleada expansiva del régimen nazi por Europa.
Al cierre del decenio de 1930 crecieron los temores acerca de la expansión hitlerista sobre el país y Centroamérica, sobre todo entre los comunistas, quienes denunciaban el “totalitarismo criollo” del “aspirante a Führer” León Cortés (1936-1940) y el “nazicalderonismo” de Rafael Ángel Calderón Guardia (1940-1944) y su entorno político católico.
Al menos, mucho de cierto había en cuanto a las simpatías profascistas y las tendencias autoritarias dentro del gobernante Partido Republicano Nacional (PRN). Se suma a ello lo que establecen Schifter  y Acuña (2009) con respecto a la supuesta admiración del presidente León Cortés Castro hacia el nazismo hitleriano:
«Con la administración de León Cortés (1936-40) se acusó a la anterior de haber permitido “durante largo tiempo el ingreso de todos los extranjeros al país sin llenar los más importantes requisitos.” El gobierno de Cortés con tal de parar este “atropello” tomó medidas para restringir el ingreso de polacos, cosa que culminó con el cierre total de la inmigración. Cortés, quien mandaría a su hijo a estudiar a Alemania, nombraría luego al Presidente del Partido Nazi de Costa Rica, Max Effinger, como su asesor en cuestión de migración. Effinger rechazaría las solicitudes de ingreso de judíos porque estos no “eran de la raza aria”. Su gobierno se sumó a la política de cierre de fronteras que se hizo común en toda América Latina, con las únicas excepciones de República Dominicana, Bolivia y Ecuador.» 
Schifter, j & Acuña, O. Antisemitismo en Costa Rica: una comparación con Alemania. Asociación para el Fomento de los Estudios Históricos en Centroamérica. 2009
Las importantes inversiones que tenía la comunidad alemana en el país desde décadas anteriores, comenzaron a describirse como el primer paso hacia la dominación ideológica y militar. Lo mismo se sospechaba de la presencia de alemanes en la administración pública, más cuando se denunciaba su injerencia en las restricciones migratorias de judíos al país, algo que involucraba al alemán Max Effinger.
A su vez, la intensa política comercial nazi se basaba en un sistema de canje que obligaba, a los exportadores de café, a recibir por pago una moneda (askimark) con la cual solamente podían adquirir productos alemanes.
El desequilibrio consecuente en las transacciones despertó fuertes críticas, incluso entre cafetaleros de trayectoria anticomunista, como Víctor Guardia, quien desde 1934 llamaba “colonialista” la modalidad que Alemania aplicaba a su comercio con Hispanoamérica y Europa del este.
El Tercer Reich tuvo firmes intereses comerciales en la región, pero en el alto mando del régimen nazi se tenía la certeza de que Hispanoamérica estaba bajo la esfera de influencia estadounidense, por lo que los fines propagandísticos se limitaron a la pretendida cohesión de la germanidad, y no a un proyecto imperial.
Sin embargo, la alineación hemisférica con Estados Unidos para la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue impecable; la declaración de guerra a Alemania a fines de 1941, y la emisión de listas negras de personas y negocios alemanes, originaron su persecución durante el gobierno de Calderón Guardia.
En realidad, la presencia de alemanes como funcionarios públicos en Costa Rica no era una novedad, como tampoco un artificio nazi. Algunos tenían puestos importantes en sectores como el de salud; fue el caso del Dr. Werner Rotter, del Hospital San Juan de Dios, cuyas opiniones abiertamente hitlerianas no provocaron mayores recelos.
El ensañamiento del PRN (de Calderón) contra la figura de Effinger (antiguo socio de León Cortés) para acusar de expansionismo nazi a los alemanes, se inscribió en la creciente atmósfera persecutoria, y procuraba fracturar la fórmula electoral cortesista para 1944.
De paso, se ocultaban vínculos y simpatías que los cercanos a Calderón Guardia, ahora rivales de Cortés, mantuvieron también con los totalitarismos europeos.
Muchos temores merodeaban la cuestión nazi, como el posible surgimiento de una dictadura en el país, la instauración de las políticas antisemitas, o la erradicación de la oposición, específicamente de izquierda. Esos temores hallaron asidero en un contexto internacional que progresivamente se veía como enfrentamiento entre democracias y totalitarismos; no obstante, esos recelos tenían más que ver con una cultura política local tendiente al autoritarismo, el caudillismo, la xenofobia y la violencia.
Tales sombras cubrieron el orden político y social del país durante los años 30 y 40. Para las autoridades civiles y eclesiásticas, proteger la democracia, la familia y la propiedad implicaba, por ejemplo, tratar como contaminantes de la nación a judíos y comunistas, vistos como gérmenes producto de la crisis económica de inicios de los 30.
El anticomunismo y la figura del caudillo no desaparecieron con las reformas sociales de los 40, y el antisemitismo llevó a tratar de “raza indeseable” a los judíos que huían del nazismo.
Paradójicamente, las autoridades costarricenses debieron poner en orden a cónsules como Ronaldo Falconer quien, desde Hamburgo (Alemania), esquivaba las restricciones migratorias para conseguir visas a emigrantes judíos dispuestos a radicarse en Costa Rica. En la Conferencia de Evian (Francia, 1938), promovida por los Estados Unidos ante las oleadas migratorias judías en Europa, la posición de Costa Rica (en voz del maestro y representante en Francia, Luis Dobles Segreda) fue terminante: impedir el arribo de “elementos indeseables, peligrosos”, de “gentes maleantes cuyo ingreso está cerrado por leyes prudentísimas”. El fantasma nazi pudo ser ahuyentado, pero no los propios espectros.

Bibliografía:
Este es un resumen histórico de los cuadillos de Costa Rica del siglo pasado, los textos históricos fueron tomados de:
http://wvw.nacion.com/ancora/2008/junio/01/ancora1555833.html
www.slideshare.net/Socialesdigital/estadobenefactor-1387
http://analizandohistoriaconmariale.wordpress.com/2012/04/28/estado-benefactor-1948-1980/
http://www.slideshare.net/Socialesdigital/el-estado-benefactor-195080
http://cronicasticas.wordpress.com/2012/05/07/cuadro-resumen-del-estado-benefactor/
http://www.elpais.cr/frontend/imprimir/67795
http://es.wikipedia.org/wiki/Partido_Nazi_de_Costa_Rica
http://www.nuevorden.net/m_165.html
http://revistahistoria.historia.ucr.ac.cr/Numeros%20Anteriores/53-54/08-ARIAS.pdf


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