Hace bien el Foro de Occidente en dedicar el segundo
tiempo de su (acalorado) partido a explorar cómo financiar la carretera a
San Ramón. Han surgido ya varias propuestas. Yo voy a retomar una de
cuño ajeno que me pareció interesante, y agregar algo de mi propio
punzón.
La iniciativa
proviene de la imprenta del Movimiento Libertario. Su autor, Otto
Guevara, sugiere destinar fondos de las utilidades retenidas del
Instituto Nacional de Seguros (unos $300 millones) para financiar y
construir la obra, en vez de destinar esos mismos fondos a adquirir una
sociedad aseguradora fuera de Costa Rica (en algún país centroamericano,
creo), como aparentemente había planeado hacer en Instituto. ¿Cómo les
suena?
Lo
primero que vuela a mi mente es esa (peregrina) idea del INS de destinar
sus utilidades que, según don Otto, no son reservas técnicas sino
platilla extraída a ustedes y a mi en exceso del costo del servicio. Las
utilidades, por definición, son ingresos totales menos costos totales
que en todo ente público deberían estar reguladas y no dejarse por la
libre, y mucho menos invertir en una aventura de ultramar, fuera del
radar de la Contraloría y otros entes de fiscalización. No lo veo bien.
Aquí el Gobierno, a coyol quebrado, coyol comido, y el INS regodeándose
en el exterior.
Aparte
de lo anterior, hay aspectos interesantes en la propuesta libertaria.
El mayor es que no habría endeudamiento estatal aquí ni en el exterior,
ni en dólares ni colones, sino una inversión efectuada con recursos
propios del Estado en algo de clara utilidad (directa o indirecta) para
la gran mayoría de los costarricenses. ¿Cómo se haría el milagro? La
propuesta es que el Gobierno emita una directriz congelando esas
utilidades, y una ley de la Asamblea traslade las utilidades del INS
(institución autónoma) al Estado, representado por el Ministerio de
Hacienda, para contratar la construcción (con transparencia, espero).
Nos
ahorraríamos mucho en amortización e intereses, en devaluación si se
financiara en dólares, todo lo cual sería una gran cosa, aleccionadora,
además. Se cobraría un canon menor (peajecito) para mantenimiento, nada
más. Y podríamos tener una vía amplia, más segura y expedita, sin las
presas que hoy se forman los domingos en la inefable autopista del Sol.
El INS obviamente relinchará. Pero yo no me voy a comprar ese pleito
con don Guillermo Constenla, a quien aprecio (mucho) en lo personal y a
quien envidio (mucho más) el sueldazo que le pagamos los tenedores de
las pólizas, mes a mes. Que se lo compre Otto Guevara. Después de todo,
él fue quien lanzó la piedra.